Hace apenas unos momentos mientras iba caminando, me encontré un pajarito tirado; muerto. Fue muy triste ver eso, ya que, cuando volví la mirada, no sólo había uno tirado; sino varios. El momento se tornó más triste de lo que ya era pero; solamente el pajarito que había visto al principio llamó mi atención. Se veía ahí tirado, indefenso, desnudo ante los ojos de cualquiera; cubierto por un bello plumaje café rojizo. La verdad es que al verlo, me sentí cómo él.
Pese a que ni siquiera tenía una vida, tuve una gran conexión con esa criatura. No pude evitar pensar que quizás así me veo ante los ojos de todos; pequeña e indefensa, con el alma desnuda a cualquiera.
Me agaché para verlo mejor, lo puse entre mis manos y le dije: "¿Cómo llegaste ahí?". Aunque sabía bien que no podía escucharme, sigo pensando en si estaba dirigiéndome a él o a mi misma.
Es cierto; no sé cómo llegué aquí. Cómo es que llegué a descuidarme tanto y desde cuándo dejé de prestarme atención.
Me quedé ahí un momento, viéndonos.
No se me ocurrió algo mejor que; abrir un agujero en la tierra y darle un entierro, una muerte digna de una vida llena de aleteos, llena de viajes a ningún lugar y de imágenes capturadas en su pequeña memoria.
Mientras lo enterraba, pensaba en que me gustaría que alguna vez alguien hiciera eso por mí; tomarme entre sus manos y no me dejara morir.
Finalmente le dije: "Cuídate pajarito". Quizás sueno muy tonta hablándole a algo que sé que ni siquiera va a responderme pero; sentí esa gran necesidad de decirle también que por más pequeño que fuera, nadie; ni yo, merecía terminar así.
Al cubrirlo, me sentí cómo si estuviera dejando ir algo de mi, cómo si enterrara algo de mi pasado.
Lo dejé ir...
Lo peor de todo esto es que, hace unos días pensé en lo mucho que me gustaría tomar un ave entre mis manos.
Nunca pensé que fuera de ésta forma...